Sin embargo, la realidad quiso ser otra. A sus 67 años, Ronnie James Dio nos dejó un legado musical en el que trabajó desde su adolescencia. Y es que fue una persona que nunca se involucró en polémicas y que, a base de constancia y buen hacer, consiguió llegar a la cima.
Su voz se caracterizaba por una solidez y una envergadura pocas veces escuchada. Desde la primera nota de su registro hasta la última exprimía al máximo su potencia, sonando a cada momento con un cuerpo y una redondez que muchos profesionales toman como ejemplo de técnica, a pesar de que él mismo afirmase que nunca tomó clases -“el secreto está en respirar bien”, decía, algo que aprendió tocando la trompa de pequeño-.
Con todos los grupos a los que perteneció dejó su particular huella tanto en seguidores como en cólegas de profesión, algo que se demostró en todos los homenajes que se celebraron en 2010 y los que quedan por venir. Actualmente podemos destacar el grupoDio Disciples, formado por los ex-miembros de Dio Rudy Sarzo (bajo), Simon Wright (batería), Craig Goldy (guitarra) y Scott Warren (teclado), además de por Toby Jepson (voz), Tim “Ripper” Owens (voz) y Doro, que sustituirá a este último en los conciertos de España e Italia del próximo verano.
Aunque su muerte fue un acontecimiento dramático, el día de hoy no es para estar tristes, sino para escuchar sus canciones a todo volumen y celebrar que el heavy metal contó con una de las mejores voces del mundo.
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